(Martha Stewart / Hostess with the Mostess / Good Housekeeping / BHG)
En el siglo IX, en un intento de reemplazar el festival popular pagano con uno religioso, el Papa Bonifacio IV designó el 1 de noviembre como el Día de Todos los Muertos, para honrar a todos los santos, conocidos o no. En el inglés de la Edad Media, el día se llamaba "All Hallows" ("Todos Santos"), y la noche anterior, "Hallow E'en".
La tradición de disfrazarse en Halloween tiene sus raíces en los desfiles del Día de los Muertos, y también en la creencia de los celtas y también de los europeos de la Edad Media de que los fantasmas volvían a la tierra la noche del 31 de octubre. Para evitar que los fantasmas les reconocieran, llevaban máscaras cuando salían de sus casas.
La calabaza se convirtió en un símbolo importante de Halloween gracias a la inmigración irlandesa a los Estados Unidos. Los irlandeses tradicionalmente esculpían caras terroríficas en los nabos, pero al llegar a América, descubrieron que las calabazas eran mucho más fáciles de cosechar.
Así el festival de Halloween es una mezcla de celebraciones paganas y religiosas, una forma de honrar a los espíritus de los muertos, de demostrar a fantasmas y demonios que no tenemos miedo, y de marcar con ilusión el cambio de las temporadas. También es una oportunidad de unirnos en espíritu festivo con nuestros amigos, familias y vecinos, y participar en una celebración que tiene más de 2000 años de antigüedad.